Pensé en declararme escribiéndote un poema de amor. Así fueron apareciendo palabras como INSTANTE o DESNUDEZ pero…de pronto, se descolgó la palabra ROCE y todas querían estar a su lado en la frase: el roce de tus labios, de tus párpados, de tu abrazo. ¡Qué desorden! ¡Imposible con aquello! No desfallecí y recurrí a los poetas pensando que aquello no podía fallar: qué es un poema sin la palabra CARMESÍ o IMPOSIBLE o sobre todo ÉXTASIS. Ya lo tenía: “el imposible roce carmesí de tus labios me lleva al límite de los insospechado”. Pero ¿qué quería decir eso exactamente? No se parecía en nada a nuestra historia, más bien parecía una frase del Renacimiento. Por último pensé utilizar la razón: el orden alfabético. Con la A se precipitó la ALBAHACA en tu ojal aquel verano, pero también AMOR “hacer el amor” “por el amor de Dios”, todo en aquel APARCAMIENTO que no cabía en su ASOMBRO. Pero, cuando acudí a nuestra cita, me quedé en blanco. De nuevo huérfano de tus besos. Y es que sólo acerté a decirte: ¡Vaya frío que hace!
viernes, 27 de abril de 2007
Entre el frío y el asombro
Relato ganador escrito por Ana Isabel Corcín:
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