Tres décadas con él y jamás he conseguido que me ayudara a hacer la cama.
Seis lustros en los que nunca me ha preparado la comida, ni la cena, ni siquiera un simple huevo frito cuando estaba postrada en la cama con paperas. Trescientos sesenta meses en los que iba y venía a su antojo mientras que yo esperaba siempre despierta su vuelta. Diez mil novecientos cincuenta y siete días y nunca me ha obsequiado con nada, ni una rosa, ni una caricia, ni un “te quiero”… Hoy es su cumpleaños y tras hacer la cama le he cocinado unos canelones de carne que le encantan, le he regalado un móvil de última tecnología y le he dado un beso.
Y ¿qué le puedo pedir? Con su sueldo de mil euros, su jornada de setenta horas semanales, la letra de su coche de segunda mano, su stress, su contractura en el hombro y su depresión por cumplir treinta y cuatro años y seguir dependiendo de sus padres. Sólo le he dicho: “te quiero, hijo”.
viernes, 27 de abril de 2007
Vivencias
Uno de los tre relatos ganadores en el "V Concurso de Microrrelatos", escrito por Iris Alfaro:
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
felicidades
Publicar un comentario